Es una foto sencilla, una típica foto de vacaciones. Un grupo de doce personas posando en el portal de una casa rural, de piedra. Fue un hermoso encuentro, vinimos de todos los lugares de España para pasar un par de días juntos, plagados de momentos agradables, juerga y despendole. Incluso guardo una foto en la que estoy atrapado entre los morros de un argentino con perilla, enmarcados ambos entre botellas ya moribundas de ron y ginebra. Aplausos y risas al fondo. De esto hace ya casi cuatro años, y todo ha cambiado mucho. Me aparté de algunos de ellos, con otros guardo un contacto esporádico. Hace tan sólo cuatro años, y no me reconozco en las fotos de aquel tiempo.
Ahora estoy mirando a doce personas posando, que a su vez me miran sonrientes. Sin embargo, lo que más me interesa no es lo que hay en la foto, sino lo que falta. Porque ahí no estoy yo. Ni ella. A esa hora probablemente despertábamos de una primera noche, en el cuarto oculto por la ventana cerrada que aparece a la derecha de la instantánea. Nos encontramos compartiendo sábanas, cansados, sorprendidos y felices. Cuántas cosas nos han pasado desde entonces. Cuántos errores. En realidad, estoy deseando comenzar. Lo que sea, algo diferente. Antes de que este lastre, esta foto y todo lo demás, me acompañe a todos lados.
Pues suelte lastre, señor Holmwood, que el globo se nos va al garete.
Ánimo, hombre, que me dejas de un pensativo... y a estas horas, no puede ser bueno. Por algo ponen Crónicas Marcianas en esta franja, ¿no?
Insisto: suelten lastre.
Y ay, ahora no podré evitar buscar la mirada humana detrás de la cámara. Esto no se hace.
Posteado por Danuto - 5 de Mayo 2004 a las 01:27 AM