- Vivimos en una monarquía parlamentaria, aunque cada vez se escuchan más voces republicanas. Y eso que el actual señor rey tiene ganado el cariño popular del vulgo. Con el hijo y la de la zeta seguramente cambiará el panorama, que una cosa es un monarca que ha dado el callo en situaciones difíciles que ya guardan los libros de historia, y otra muy diferente un par de niños bien viviendo como lo que son, o sea, reyes, a costa de los euros de la pobre gente como ustedes y yo.
- En el mapa de España, País Vasco está prendido con alfileres. Y tanto lío de dimes y diretes no preocuparía si no fuera porque en cualquier foro en el que se mencione la palabra nacionalismo se lían a guantadas los aforados, abriéndose las venas para mostrar su sangre euskaldun, castellana, de cristiano viejo, o lo que les salga de la dignidad. Lo mejor de todo -o lo peor, según algunos- es que una vez que las vascongadas varíen su estatus dentro del territorio nacional, los catalanes, gallegos, canarios... sacarán número para más de lo mismo. Y ya que pinta este triunfo, y puestos a que se descojone el estado de las autonomías, quizá sería mejor alternativa hacerlo de forma controlada, en vez de resistirse a lo inevitable. Digo yo.
- Estoy seguro que alguien con los medios y conocimientos suficientes, podría realizar un ensayo alegórico sobre la figura de Aznar como padre severo que decide lo mejor para sus hijos, a pesar de sus protestas. Aunque ahora que lo pienso ya lo inventaron los monarcas absolutistas ilustrados con el: todo para el pueblo, pero sin el pueblo. No se trata ya de la cantidad de embustes y barbaridades que salen de las boquitas de la recua que le acompaña. Es que ni siquiera se molestan en disimular. Y si no, que pregunten a las víctimas del franquismo.
Ay, que tiempos tan difíciles los que vivimos. Me voy a jugar con la pleiesteision.
Sí a todo.
Posteado por carmen - 3 de Diciembre 2003 a las 09:54 PM